La cautivante leyenda de la cautiva
"Lucía Miranda", novela publicada por Eduarda Mansilla en 1860, es una osada reescritura de la leyenda del cautiverio femenino. Una reciente edición crítica internacional hace posible nuevamente su lectura.
Rogelio Demarchi
Especial
http://www.lavoz.com.ar/07/12/18/secciones/cultura/nota.asp?nota_id=145056¿Qué es una cautiva en el ámbito del Río de la Plata desde el período colonial y hasta bien entrado el siglo 19? Una mujer blanca en poder de los indios, una historia que rebosa violencia y ultrajes de todo tipo, de modo que marca un límite y diferencia a unos y otros, los civilizados y los bárbaros.
En La Argentina manuscrita, una crónica redactada por Ruy Díaz de Guzmán a principios del 1600, esa cautiva tiene nombre y apellido: Lucía Miranda. A lo largo de los siglos XVII y XVIII, los pormenores de su tragedia fueron reelaborados por cuatro historiadores jesuitas; Félix de Azara y el deán Gregorio Funes también la incluyeron en sus libros; y Manuel de Lavardén y muy probablemente el actor Luis Ambrosio Morante elaboraron dos obras de teatro basándose en su historia.
Si agregáramos el famoso poema de Esteban Echeverría donde la cautiva tiene otro nombre, totalizaríamos 10 autores abocados al mismo tema en poco más de 200 años.
En esa serie se inscribe Lucía Miranda, la novela de Eduarda Mansilla publicada como folletín en el porteño diario La Tribuna entre mayo y julio de 1860, que ha sido motivo de una edición crítica internacional –a cargo de un equipo de investigación que dirige María Rosa Lojo– dentro de la prestigiosa colección “Textos y Estudios Coloniales de la Independencia” que coeditan el sello español Iberoamericana y el alemán Vervuert.
Una leyenda. Hasta hoy, nadie ha podido demostrar documentalmente que la historia de Lucía Miranda sea verdadera; por eso se la considera una leyenda –con gran impacto literario por lo que acabamos de reseñar. Quien primero la escribió, Ruy Díaz, coloca a Lucía en el contexto de la expedición de Sebastián Caboto al sistema del Río de la Plata, y más específicamente en el marco de la fundación del Fuerte de Sancti Spiritus (en la actual provincia de Santa Fe), que ocurre a mediados de 1527.
Los españoles tienen una pacífica convivencia con los indios de la zona. Lucía es la esposa de un oficial español, Sebastián Hurtado. Ella trata con “cariño cristiano” al cacique Mangoré, pero éste la malinterpreta, se enamora y desata la tragedia.
Mangoré persuade a su hermano Siripo de que deben invadir el Fuerte, aunque le esconde el verdadero motivo. Lo hacen durante la noche. Mangoré muere en un combate cuerpo a cuerpo con un español. Siripo carga con Lucía. Primero la esclaviza, luego se enamora y le propone casamiento. Ella es entonces una triste cautiva que no quiere ser poseída por “un bárbaro”. Y aquí reaparece su marido Sebastián. Siripo quiere matarlo, Lucía intercede, el cacique le perdona la vida, le da por esposa una india, y lo acepta como nuevo integrante de la comunidad, pero impone una condición de imposible cumplimiento –que los antiguos esposos no tengan “trato”, en el sentido conyugal del término– porque, sí, el amor es más fuerte y Lucía y Sebastián se aman.
Para completar un ciclo digno de una telenovela de la siesta, quien descubre los secretos encuentros de los amantes es una celosa esposa de Siripo, que así obtiene la manera de vengarse de la nueva preferida. El cacique enfurece y cuando sorprende a Lucía y Sebastián engañándolo, no duda en matarlos.
Destino de mujer. Este esquema se mantiene estable a lo largo de las subsiguientes escrituras hasta llegar a Eduarda Mansilla.
Al analizar la matriz de la leyenda, María Rosa Lojo destaca cinco puntos fundamentales: que “Lucía Miranda es antes un paradigma de virtud que de belleza”; que rechaza a Siripo esencialmente porque es un bárbaro; que, de todas maneras, los bárbaros “piensan, tienen sentimientos muy humanos (aunque desmedidos) y, en algunas materias, valores semejantes a los de los conquistadores”; que la guerra entre los indios y los españoles se desataría porque los varones –como si continuasen el inolvidable modelo griego instaurado con Helena– se disputan una mujer; y que, en última instancia, la leyenda no hace otra cosa que invertir la realidad histórica del cautiverio ya que “no pudieron ser los aborígenes quienes tomaron al principio mujeres españolas, la historia debió de ocurrir exactamente al revés”.
La primera y muy fuerte innovación que le imprime a la leyenda la novela de Mansilla consiste en remontarse en el tiempo para narrar los orígenes familiares de Lucía. Por ello el relato se abre antes del descubrimiento de Colón, en España y en 1491, en pleno combate contra los moros.
Casualmente, la madre de Lucía es aquí una joven morisca que, seducida por un galante y joven hidalgo, huye de la casa paterna para morir poco después de dar a luz a su hija. El padre la deja al cuidado de una “buena mujer”, se suma al ejército y muere en combate, no sin antes recomendarle a un compañero de armas que busque a su hija y la críe como si fuera de él.
Capítulo tras capítulo, esa primera parte de la novela se ramifica y a cada paso registra la triste historia de una mujer que ha sido violada o seducida de manera impropia dando lugar a “amores ilegítimos”, enfermedades, hijos naturales; distintas formas, todas ellas, de entender el cautiverio como único destino posible para la mujer en la muy civilizada Europa y de anticipar así el trágico final de la propia Lucía en la bárbara América.
La segunda gran diferencia radica en los atributos de Lucía: ha sido educada por un fraile y ha llegado a poseer muchos más conocimientos que cualquier mujer de su época, los que usará en todo momento, incluso cuando se encuentre en tierra americana e interactúe con los indios. De hecho, cuando la novela narra el encuentro entre éstos y los españoles invierte el esquema genérico clásico; en palabras de Lojo, “el sujeto heroico masculino cede su tradicional protagonismo ante un sujeto mujer que combina rasgos de heroísmo moral con un liderazgo basado en las palabras que salen de su boca”.
Eduarda Mansilla había nacido en diciembre de 1834, o sea que su Lucía Miranda se publicó antes de que cumpliera 26 años. Son muchos los motivos por los cuales ha sido considerada, para su tiempo, una verdadera “transgresora”. Su novela sobre la leyenda de la cautiva es sólo uno de ellos.
ESTA ES UNA VISION ACERCA DE LA HISTORIA DE LUCIA MIRANDA Y DEL FUERTE MISMO, SANCTI SPIRITU, PRIMER ASIENTO ESPAÑOL EN EL RIO DE LA PLATA
EL LUGAR DE SU EMPLAZAMIENTO EN LA PROVINCIA DE SANTA FE ES MUY CERCANO A LOS SITIOS QUE FRECUENTO POR RAZONES DE TRABAJO, Y LA GENTE DEL LUGAR CONSERVA INTACTO EL RECUERDO DE LA HISTORIA. NO COINCIDE EXACTAMENTE CON LA HISTORIA "OFICIAL" ..
Mi estimadísimo Roberto, qué tema !!!
ResponderEliminarUna historia que siempre fue contada por hombres, en la pluma de una mujer .. ahora reeditada ..
Felicitaciones por abordarla ! la seguirás .. supongo. Y con condimentos de primera mano, en el lugar de los hechos ..
"si la historia la escriben los que ganan
éso quiere decir que hay otra historia,
la verdadera historia ..
quien quiera oir, que oiga ! "
La seguiré !!!
Besos.
estimaDo, komo te diCe ceci :)
ResponderEliminarhaY unA hisToria anTerior a tu lleGada al grupO treebOl .. no cReeraS ke toDo empezO con voS :) :)
in.te.re.san.teee loS punTos de visTa, reaLes o imaGinaDos
yo tbn la seguiRe !
alGo pueDo aporTar
saluDitos !
GRACIAS POR EL ENTUSIASMO. MI INTENCION ES SEGUIR CON ESTA HISTORIA EN LA MEDIDA DEL TIEMPO DISPONIBLE, HAY MUCHO MATERIAL.
ResponderEliminarGRACIAS CECILIA Y MABY, UN BESO.
MABY SI TENES ALGO SERA BIENVENIDO, GRACIAS
Roberto:
ResponderEliminarEs muy interesante , tanto la leyenda como los acontecimientos históricos que giraron alrededor. Será muy bueno conocerlos con diferentes miradas. Felicitaciones !
Soy otra seguidora.
Cariños.
Mitos y leyendas son la esencia de los pueblos. Ninguno carece de mitos ni de leyendas y las mismas son el fiel reflejo del sentir de sus habitantes.
ResponderEliminarPerduran a travez del tiempo y de las generaciones. MOstrarlas es parte del engranage vivificante de las tradiciones.
Gracias Roberto, te mereces nuestro mas vivo reconocimiennto
Abrazos
Cautividad, mujer, indios, amores, cacique, tribu, españoles, reconquista...
ResponderEliminarY aquí tu sensibilidad para trasladarnos a otra época con esta fascinante entrega y a la espera de próximas!
Gracias, Roberto!
Saludos!
MUY AGRADECIDO AOMARALUZ POR TUS PALABRAS E INTERES,
ResponderEliminarGRACIAS ANTONIO POR LA CONSIDERACION, MUY AMABLE,
GRACIAS MYRIAM POR TU PRESENCIA, SEGUIREMOS.
SALUDOS A TODOS.
Hola, compañero,
ResponderEliminarMe encantará ayudarte en lo que necesites,
cuenta con ello;
También quería agradecerte que estés apoyando a Malena,
Se que nosotros hemos hablado poco, pero la queremos y eso nos une;
Ayer salimos del médico, yo tenía lágrimas
en los ojos, y ella me dijo:
Ahora me vas a necesitar más que nunca...
Ni ahora es capaz de pensar en ella, es que
no se, pero es que tiene algo que te hace
quererla, nada más conocerla..
¡Gracias por todo, pero sobre todo por estar con ella!
Un abrazo,
Carlos
GRACIAS COMPAÑERO.
ResponderEliminarESTAREMOS SIEMPRE, HASTA LA VICTORIA FINAL.
VOS CERCA, UN PRIVILEGIO.
UN ABRAZO Y GRACIAS.