miércoles, 5 de mayo de 2010

"¡El pueblo quiere saber de qué se trata!"







Se conoce como Revolución de Mayo a la serie de eventos revolucionarios que sucedieron en mayo de 1810 en la ciudad de Buenos Aires, por aquel entonces capital del Virreinato del Río de la Plata, una dependencia colonial de España. Como consecuencia de la revolución fue depuesto el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y reemplazado por la Primera Junta de Gobierno.

La Revolución de Mayo inició el proceso de surgimiento del Estado Argentino sin proclamación de la independencia formal, ya que la Primera Junta no reconocía la autoridad del Consejo de Regencia de España e Indias, pero aún gobernaba nominalmente en nombre del rey de España Fernando VII, quien había sido depuesto por las Abdicaciones de Bayona y su lugar ocupado por el francés José Bonaparte. Aún así, los historiadores consideran a dicha manifestación de lealtad (conocida como la máscara de Fernando VII) una maniobra política que ocultaba las auténticas intenciones independentistas de los revolucionarios. La declaración de independencia de la Argentina tuvo lugar durante el Congreso de Tucumán el 9 de julio de 1816.


El Bicentenario de la República Argentina tendrá lugar el 25 de mayo de 2010, doscientos años después de la Revolución de mayo de 1810 en la cual se destituyó al virrey español Baltasar Hidalgo de Cisneros y dando lugar a la creación de una Junta de gobierno conformada por destacados representantes del pueblo. Así tuvo su origen el primer gobierno patrio.



Semana de Mayo

Viernes 25, 1810

Durante la mañana del 25 de mayo, una gran multitud comenzó a reunirse en la Plaza Mayor, actual Plaza de Mayo, liderados por los milicianos de Domingo French y Antonio Beruti. Se reclamaba la anulación de la resolución del día anterior, la renuncia definitiva del virrey Cisneros y la formación de una Junta de gobierno. El historiador Bartolomé Mitre afirmó que French y Beruti repartían escarapelas celestes y blancas entre los concurrentes; historiadores posteriores ponen en duda dicha afirmación pero sí consideran factible que se repartieran distintivos entre los revolucionarios. Ante las demoras en emitirse una resolución, la gente comenzó a agitarse, reclamando:

"¡El pueblo quiere saber de qué se trata!"

Los acontecimientos de la Revolución de Mayo se centraron en una semana conocida como la Semana de Mayo, transcurrida entre el 18 de mayo, cuando se confirmó de manera oficial la caída de la Junta de Sevilla, hasta el 25 de mayo, fecha de asunción de la Primera Junta.

domingo, 28 de febrero de 2010

jueves, 25 de febrero de 2010

AL GRAN PUEBLO ARGENTINO, SALUD! ..HIMNO NACIONAL

COMO DIJO UNA COMPAÑERA EN UN ESPACIO DE LECTURA DEDICADO A MARIO BENEDETTI:

¡¡¡ AL GRAN PUEBLO URUGUAYO SALUD !!!!


Discurso de Pepe Mujica Presidente electo del Uruguay
Discurso que dio frente a un grupo de intelectuales durante la campaña presidencial que finalmente lo ungió al máximo cargo público.
Queridos amigos:
La vida ha sido extraordinariamente generosa conmigo. Me ha dado un sinfín de satisfacciones más allá de lo que nunca me hubiera atrevido a soñar. Casi todas son inmerecidas. Pero ninguna más que la de hoy: encontrarme ahora aquí, en el corazón de la democracia uruguaya, rodeado de cientos de cabezas pensantes. ¡Cabezas pensantes! A diestra y siniestra. Cabezas pensantes a troche y moche, cabezas pensantes pa' tirar pa' arriba.
¿Se acuerdan de Rico Mac Pato, aquel tío millonario del pato Donald que nadaba en una piscina llena de billetes?
El tipo había desarrollado una sensualidad física por el dinero. Me gusta pensarme como alguien que le gusta darse baños en piscinas llenas de inteligencia ajena, de cultura ajena, de sabiduría ajena. Cuanto más ajena, mejor. Cuanto menos coincide con mis pequeños saberes, mejor.
El semanario BÚSQUEDA tiene una hermosa frase que usa como insignia:
“Lo que digo no lo digo como hombre sabedor, sino buscando junto con vosotros”.
Por una vez estamos de acuerdo. ¡Si estaremos de acuerdo!
Lo que digo, no lo digo como chacarero sabiondo, ni como payador leído, lo digo buscando con ustedes. > Lo digo, buscando, porque sólo los ignorantes creen que la verdad es definitiva y maciza, cuando apenas es provisoria y gelatinosa. Hay que buscarla porque anda corriendo de escondite en escondite.
Y pobre del que emprenda en soledad esta cacería. Hay que hacerlo con ustedes, con los que han hecho del trabajo intelectual la razón de su vida. Con los que están aquí
y con los muchos más que no están.
DE TODAS LAS DISCIPLINAS
Si miran para el costado van a encontrar seguramente algunas caras conocidas porque se trata de gente que se desempeña en espacios de trabajo afines. Pero van a encontrar mucho más caras que les son desconocidas, porque la regla de esta convocatoria ha sido
la heterogeneidad. Aquí están los que se dedican a trabajar con átomos y moléculas y los que se dedican a estudiar las reglas de la producción y el intercambio en la sociedad.
Hay gente de las ciencias básicas y de su casi antípoda, las ciencias sociales; gente de la biología y del teatro, y de la música, de la educación, del derecho y del carnaval.
Y en tren de que no falte nada, hay gente de la economía, de la macroeconomía, de la
microeconomía, de la economía comparada y hasta alguno de la economía doméstica.
Todas cabezas pensantes, pero que piensan en distintas cosas y pueden contribuir desde sus distintas disciplinas a mejorar este país. Y mejorar este país significa muchas cosas, pero desde los acentos que queremos para esta jornada, mejorar el país significa empujar los complejos procesos que multipliquen por mil el poderío intelectual que aquí esta reunido.
Mejorar el país, significa que dentro de veinte años, para un acto como este no alcance
el Estadio Centenario, porque al Uruguay le salen ingenieros, filósofos y artistas hasta por las orejas. No es que queramos un país que bata los récords mundiales por el puro placer de hacerlo.
Es porque está demostrado que, una vez que la inteligencia adquiere un cierto grado
de concentración en una sociedad, se hace contagiosa.
INTELIGENCIA DISTRIBUIDA

Si un día llenamos estadios de gente formada va a ser porque afuera, en la sociedad, hay cientos de miles de uruguayos que han cultivado su capacidad de pensar.
La inteligencia que le rinde a un país es la inteligencia distribuida.
Es la que no está sólo guardada en los laboratorios o las universidades, sino la que anda por la calle.
La inteligencia que se usa para sembrar, para tornear, para manejar un autoelevador o
para programar una computadora. Para cocinar, para atender bien a un turista, es la misma inteligencia.
Unos subirán más escalones que otros, pero es la misma escalera.
Y los peldaños de abajo son los mismos para la física nuclear que para el manejo de un campo. Para todo se precisa la misma mirada curiosa, hambrienta de conocimiento y muy inconformista. Se termina sabiendo, porque antes supimos estar incómodos por no saber.
Aprendemos porque tenemos picazón y eso se adquiere por contagio cultural, casi
cuando abrimos los ojos al mundo.
Sueño con un país en el que los padres le muestren el pasto a los hijos chicos y le digan: “¿Sabés qué es eso?, es una planta procesadora de la energía del sol y de los minerales de la tierra”. O que les muestren el cielo estrellado y hagan piecito en ese espectáculo para hacerlos pensar en los cuerpos celestes, en la velocidad de la luz y en la transmisión de las ondas.
Y no se preocupen, que esos uruguayos chicos igual van a seguir jugando al fútbol. Sólo que, en una de esas, mientras ven picar la pelota puedan pensar a la vez en la elasticidad de los materiales que la hacen rebotar.
CAPACIDAD DE INTERROGARSE
Había un dicho: “No le des pescado a un niño, enséñale a pescar”.
Hoy deberíamos decir: “No le des un dato al niño, enséñale a pensar”.
Tal como vamos, los depósitos de conocimiento no van a estar más dentro de nuestras
cabezas, sino ahí afuera, disponibles para buscarlos por Internet. Ahí va a estar toda la información, todos los datos, todo lo que ya se sabe.
En otras palabras, van a estar todas las respuestas. Lo que no van a estar es todas las preguntas. En la capacidad de interrogarse va a estar la cosa. En la capacidad de formular preguntas fecundas, que disparen nuevos esfuerzos de investigación y
aprendizaje. Y eso está allá abajo, marcado casi en el hueso de nuestra cabeza, tan hondo que casi no tenemos conciencia. Simplemente aprendemos a mirar el mundo con un signo de interrogación, y esa se vuelve la manera natural de mirar el mundo.
Se adquiere temprano y nos acompaña toda la vida. Y sobre todo, queridos amigos, se contagia. En todos los tiempos, han sido ustedes, los que se dedican a la actividad intelectual, los encargados de desparramar la semilla. O para decirlo con palabras que nos son muy queridas: ustedes han sido los encargados de encender la admirable alarma.
Por favor, vayan y contagien. ¡No perdonen a nadie! Necesitamos un tipo de cultura que se propague en el aire, entre en los hogares, se cuele en las cocinas y esté hasta en el cuarto de baño. Cuando se consigue eso, se ganó el partido casi para siempre. Porque se quiebra la ignorancia esencial que hace débiles a muchos, una generación tras otra.
EL CONOCIMIENTO ES PLACER
Necesitamos masificar la inteligencia, primero que nada para hacernos productores más potentes. Y eso es casi una cuestión de supervivencia. Pero en esta vida, no se trata sólo de producir: también hay que disfrutar.
Ustedes saben mejor que nadie que en el conocimiento y la cultura no sólo hay esfuerzo sino también placer. Dicen que la gente que trota por la rambla, llega un punto en el que entra en una especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo queda elplacer.
Creo que con el conocimiento y la cultura pasa lo mismo. Llega un punto donde estudiar, o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y es puro disfrute.
¡Qué bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente!
Qué bueno sería, si en la canasta de la calidad de la vida que el Uruguay puede
ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de consumos intelectuales.
No porque sea elegante sino porque es placentero.
Porque se disfruta, con la misma intensidad con la que se puede disfrutar un plato de
tallarines.
¡No hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen felices!
Algunos pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de shopping centers.
En ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa nueva y de cajas de electrodomésticos...
No tengo nada contra esa visión, sólo digo que no es la única posible.
Digo que también podemos pensar en un país donde la gente elige arreglar
las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un auto grande, elige abrigarse en lugar de subir la calefacción. Despilfarrar no es lo que hacen las
sociedades más maduras. Vayan a Holanda y vean las ciudades repletas de bicicletas. Allí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los noveleros y los frívolos. Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir a trabajar pero también para ir a los conciertos o a los parques. Porque han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se alimenta tanto de consumos materiales como intelectuales.
Así que amigos, vayan y contagien el placer por el conocimiento. En paralelo, mi modesta contribución va a ser tratar de que los uruguayos anden de bicicleteada en bicicleteada...
INCONFORMISMO
Les pedía antes que contagien la mirada curiosa del mundo, que está en el ADN del trabajo intelectual.
Y ahora agrando el pedido y les ruego que contagien inconformismo. Estoy convencido que este país necesita una nueva epidemia de inconformismo como la que los intelectuales generaron décadas atrás. En el Uruguay, los que estamos en el espacio político de la izquierda somos hijos o sobrinos de aquel semanario Marcha del gran
Carlos Quijano. Aquella generación de intelectuales se había impuesto a sí misma la tarea de ser la conciencia crítica de la nación.
Anduvieron con alfileres en la mano pinchando globos y desinflando mitos.
Sobre todo el mito del Uruguay multicampeón.
Campeón de la cultura, de la educación, del desarrollo social y de la democracia. ¡Qué íbamos a ser campeones de nada! Y menos en esos años, en las décadas de los cincuenta y sesenta, donde el único récord que supimos conseguir fue la del país de
Latinoamérica que menos creció en veinte años. Sólo nos superó Haití en ese ranking.
Esos intelectuales ayudaron a demoler aquel Uruguay de la siesta conformista. Con
todos sus defectos, preferimos esta etapa, donde estamos más humildes y ubicados en la real estatura que tenemos en el mundo. Pero tenemos que recuperar aquel inconformismo y tratar de metérselo debajo de la piel al Uruguay entero.
Antes les decía que la inteligencia que le sirve a un país es la inteligencia distribuida.
Ahora les digo que el inconformismo que le sirve a un país es el inconformismo distribuido.
El que ha invadido la vida de todos los días y nos empuja a preguntarnos si> lo que estoy haciendo no se puede hacer mejor.
El inconformismo está en la naturaleza misma del trabajo que ustedes hacen.
Se precisa que se nos haga a todos una segunda naturaleza.
Una cultura del inconformismo es la que no nos deja parar hasta conseguir más kilos por hectárea de trigo o más litros por vaca lechera.
Todo, absolutamente todo, se puede hacer hoy un poco mejor que ayer.
Desde tender la cama de un hotel a matrizar un circuito integrado.
Necesitamos una epidemia de inconformismo. Y eso también es cultural, eso también se irradia desde el centro intelectual de la sociedad a su periferia.
Es el inconformismo el que ha ganado el respeto a pequeñas sociedades y a lo que hacen. Ahí andan los suizos, cuatro gatos locos como nosotros, que se dan el lujo de andar por ahí vendiendo calidad suiza o precisión suiza.
Yo diría que lo que de verdad venden es inteligencia e inconformismo suizos, ese que tienen desparramado por toda la sociedad.
LA EDUCACION ES EL CAMINO
Y amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se
llama educación. Y mire que es un puente largo y difícil de cruzar. Porque una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos decidamos a hacer los sacrificios que implica lanzar un gran esfuerzo educativo y sostenerlo en el tiempo.
Las inversiones en educación son de rendimiento lento, no le lucen a ningún gobierno, movilizan resistencias y obligan a postergar otras demandas.
Pero hay que hacerlo. Se lo debemos a nuestros hijos y nietos.
Y hay que hacerlo ahora, cuando todavía está fresco el milagro tecnológico de Internet y se abren oportunidades nunca vistas de acceso al conocimiento.
Yo me crié con la radio, vi nacer la televisión, después la televisión en colores, después las transmisiones por satélite.
Después resultó que en mi televisor aparecían cuarenta canales, incluidos los que
trasmitían en directo desde Estados Unidos, España e Italia.
Después los celulares y después la computadora, que al principio sólo servía para procesar números.
Cada una de esas veces, me quedé con la boca abierta. Pero ahora con Internet se me agotó la capacidad de sorpresa.
Me siento como aquellos humanos que vieron una rueda por primera vez.
O como los que vieron el fuego por primera vez. Uno siente que le tocó en suerte vivir un hito en la historia.
Se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los museos; van a estar a disposición, todas las revistas científicas y todos los libros del mundo.
Y probablemente todas las películas y toda las músicas del mundo. Es abrumador.
Por eso necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los uruguayitos sepan nadar en ese torrente.
Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua.
Lo conseguiremos si se encuentra sólida esa matriz intelectual de la que hablábamos
antes. Si nuestros chiquilines saben razonar en orden y saben hacerse las preguntas que valen la pena.

Es como una carrera en dos pistas, allá arriba en el mundo el océano de información, acá abajo preparándonos para la navegación trasatlántica. Escuelas de tiempo completo, facultades en el interior, enseñanza terciaria masificada.
Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública. Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden
con el mundo. No podemos estar afuera. No podemos dejar afuera a nuestros
chiquilines. Esas son las herramientas que nos habilitan a interactuar con la
explosión universal del conocimiento. Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica.
Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación. No hay tarea más grande delante de nosotros.
EL IDEALISMO AL SERVICIO DEL ESTADO
Queridos amigos, estamos en tiempos electorales. En benditos y malditos tiempos electorales. Malditos, porque nos ponen a pelear y a correr carreras entre nosotros.
Benditos, porque nos permiten la convivencia civilizada. Y otra vez benditos, porque con todas sus imperfecciones, nos hacen dueños de nuestro destino. Aquí todos aprendimos que es preferible la peor democracia a la mejor dictadura.
En los tiempos electorales, todos nos organizamos en grupos, fracciones y partidos, nos rodeamos de técnicos y profesionales, y desfilamos frente al soberano.
Hay adrenalina y entusiasmo.
Pero después, alguien gana y alguien pierde.
Y eso no debería ser un drama. Con unos o con otros, la democracia uruguaya seguirá su camino e irá encontrando las fórmulas hacia el bienestar.
Nos toque el lugar que nos toque, allí vamos a estar tratando de poner el hombro.

Y estoy seguro de que ustedes también.
La sociedad, el Estado y el Gobierno precisan de sus muchos talentos.
Y precisan aún más de su actitud idealista.
Los que estamos aquí, nos acercamos a la política para servir, NO para servirnos del Estado. La buena fe es nuestra única intransigencia. Casi todo lo demás es negociable.
Gracias por acompañarme.
José ''Pepe'' Mujica
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sábado, 20 de febrero de 2010

LA LEYENDA ? DE LUCIA MIRANDA


La cautivante leyenda de la cautiva
"Lucía Miranda", novela publicada por Eduarda Mansilla en 1860, es una osada reescritura de la leyenda del cautiverio femenino. Una reciente edición crítica internacional hace posible nuevamente su lectura.
Rogelio Demarchi
Especial

http://www.lavoz.com.ar/07/12/18/secciones/cultura/nota.asp?nota_id=145056


¿Qué es una cautiva en el ámbito del Río de la Plata desde el período colonial y hasta bien entrado el siglo 19? Una mujer blanca en poder de los indios, una historia que rebosa violencia y ultrajes de todo tipo, de modo que marca un límite y diferencia a unos y otros, los civilizados y los bárbaros.

En La Argentina manuscrita, una crónica redactada por Ruy Díaz de Guzmán a principios del 1600, esa cautiva tiene nombre y apellido: Lucía Miranda. A lo largo de los siglos XVII y XVIII, los pormenores de su tragedia fueron reelaborados por cuatro historiadores jesuitas; Félix de Azara y el deán Gregorio Funes también la incluyeron en sus libros; y Manuel de Lavardén y muy probablemente el actor Luis Ambrosio Morante elaboraron dos obras de teatro basándose en su historia.

Si agregáramos el famoso poema de Esteban Echeverría donde la cautiva tiene otro nombre, totalizaríamos 10 autores abocados al mismo tema en poco más de 200 años.

En esa serie se inscribe Lucía Miranda, la novela de Eduarda Mansilla publicada como folletín en el porteño diario La Tribuna entre mayo y julio de 1860, que ha sido motivo de una edición crítica internacional –a cargo de un equipo de investigación que dirige María Rosa Lojo– dentro de la prestigiosa colección “Textos y Estudios Coloniales de la Independencia” que coeditan el sello español Iberoamericana y el alemán Vervuert.

Una leyenda. Hasta hoy, nadie ha podido demostrar documentalmente que la historia de Lucía Miranda sea verdadera; por eso se la considera una leyenda –con gran impacto literario por lo que acabamos de reseñar. Quien primero la escribió, Ruy Díaz, coloca a Lucía en el contexto de la expedición de Sebastián Caboto al sistema del Río de la Plata, y más específicamente en el marco de la fundación del Fuerte de Sancti Spiritus (en la actual provincia de Santa Fe), que ocurre a mediados de 1527.

Los españoles tienen una pacífica convivencia con los indios de la zona. Lucía es la esposa de un oficial español, Sebastián Hurtado. Ella trata con “cariño cristiano” al cacique Mangoré, pero éste la malinterpreta, se enamora y desata la tragedia.

Mangoré persuade a su hermano Siripo de que deben invadir el Fuerte, aunque le esconde el verdadero motivo. Lo hacen durante la noche. Mangoré muere en un combate cuerpo a cuerpo con un español. Siripo carga con Lucía. Primero la esclaviza, luego se enamora y le propone casamiento. Ella es entonces una triste cautiva que no quiere ser poseída por “un bárbaro”. Y aquí reaparece su marido Sebastián. Siripo quiere matarlo, Lucía intercede, el cacique le perdona la vida, le da por esposa una india, y lo acepta como nuevo integrante de la comunidad, pero impone una condición de imposible cumplimiento –que los antiguos esposos no tengan “trato”, en el sentido conyugal del término– porque, sí, el amor es más fuerte y Lucía y Sebastián se aman.

Para completar un ciclo digno de una telenovela de la siesta, quien descubre los secretos encuentros de los amantes es una celosa esposa de Siripo, que así obtiene la manera de vengarse de la nueva preferida. El cacique enfurece y cuando sorprende a Lucía y Sebastián engañándolo, no duda en matarlos.

Destino de mujer. Este esquema se mantiene estable a lo largo de las subsiguientes escrituras hasta llegar a Eduarda Mansilla.

Al analizar la matriz de la leyenda, María Rosa Lojo destaca cinco puntos fundamentales: que “Lucía Miranda es antes un paradigma de virtud que de belleza”; que rechaza a Siripo esencialmente porque es un bárbaro; que, de todas maneras, los bárbaros “piensan, tienen sentimientos muy humanos (aunque desmedidos) y, en algunas materias, valores semejantes a los de los conquistadores”; que la guerra entre los indios y los españoles se desataría porque los varones –como si continuasen el inolvidable modelo griego instaurado con Helena– se disputan una mujer; y que, en última instancia, la leyenda no hace otra cosa que invertir la realidad histórica del cautiverio ya que “no pudieron ser los aborígenes quienes tomaron al principio mujeres españolas, la historia debió de ocurrir exactamente al revés”.

La primera y muy fuerte innovación que le imprime a la leyenda la novela de Mansilla consiste en remontarse en el tiempo para narrar los orígenes familiares de Lucía. Por ello el relato se abre antes del descubrimiento de Colón, en España y en 1491, en pleno combate contra los moros.

Casualmente, la madre de Lucía es aquí una joven morisca que, seducida por un galante y joven hidalgo, huye de la casa paterna para morir poco después de dar a luz a su hija. El padre la deja al cuidado de una “buena mujer”, se suma al ejército y muere en combate, no sin antes recomendarle a un compañero de armas que busque a su hija y la críe como si fuera de él.

Capítulo tras capítulo, esa primera parte de la novela se ramifica y a cada paso registra la triste historia de una mujer que ha sido violada o seducida de manera impropia dando lugar a “amores ilegítimos”, enfermedades, hijos naturales; distintas formas, todas ellas, de entender el cautiverio como único destino posible para la mujer en la muy civilizada Europa y de anticipar así el trágico final de la propia Lucía en la bárbara América.

La segunda gran diferencia radica en los atributos de Lucía: ha sido educada por un fraile y ha llegado a poseer muchos más conocimientos que cualquier mujer de su época, los que usará en todo momento, incluso cuando se encuentre en tierra americana e interactúe con los indios. De hecho, cuando la novela narra el encuentro entre éstos y los españoles invierte el esquema genérico clásico; en palabras de Lojo, “el sujeto heroico masculino cede su tradicional protagonismo ante un sujeto mujer que combina rasgos de heroísmo moral con un liderazgo basado en las palabras que salen de su boca”.

Eduarda Mansilla había nacido en diciembre de 1834, o sea que su Lucía Miranda se publicó antes de que cumpliera 26 años. Son muchos los motivos por los cuales ha sido considerada, para su tiempo, una verdadera “transgresora”. Su novela sobre la leyenda de la cautiva es sólo uno de ellos.



ESTA ES UNA VISION ACERCA DE LA HISTORIA DE LUCIA MIRANDA Y DEL FUERTE MISMO, SANCTI SPIRITU, PRIMER ASIENTO ESPAÑOL EN EL RIO DE LA PLATA

EL LUGAR DE SU EMPLAZAMIENTO EN LA PROVINCIA DE SANTA FE ES MUY CERCANO A LOS SITIOS QUE FRECUENTO POR RAZONES DE TRABAJO, Y LA GENTE DEL LUGAR CONSERVA INTACTO EL RECUERDO DE LA HISTORIA. NO COINCIDE EXACTAMENTE CON LA HISTORIA "OFICIAL" ..

sábado, 2 de enero de 2010

Don Ata




LA ENTREVISTA COMPLETA CONSTA DE 7 VIDEOS

domingo, 20 de diciembre de 2009

PERDON

Editorial Del Periodista Gustavo Pérez Ruiz de LT 35 Radio Mon Pergamino emitido el

Sábado 12 de diciembre a las 8,30hs por la AM 1540.



PERDON Y GRACIAS



Perdón Fernando, Gabriela, Candelaria, Maria del pilar…



Perdón porque el derecho a la vida dejo de ser el principal derecho humano.



Perdón porque lo que les paso es la metáfora mas trágica del país en que vivimos.



Perdón porque el estado somos todos pero esta en manos de irresponsables, incapaces y corruptos.



Perdón porque el que debió desmalezar y mantener la banquina no lo hizo.



Perdón porque el que debió demarcar y señalizar no lo hizo.



Perdón porque el que debió licitar, adjudicar y repavimentar no lo hizo.



Perdón porque el que debió escuchar e informar las llamadas de emergencia no lo hizo.



Perdón porque los que debieron rastrillar no lo hicieron o lo hicieron pésimo.



Perdón por los que debieron investigar hipótesis válidas, científicas y serias y terminaron tejiendo macabras novelas, perversas fantasías, teorías sicópatas, creando monstruos irracionales, disparates absurdos, calumnias e injurias para seres que hoy ya no están para defender su buen nombre y honor.



Perdón porque después de 24 días, un viaje común, un accidente (al parecer) común, de una familia típica común, terminó siendo el mas impune, injusto y vergonzozo canibalismo mediático, político e institucional.



Perdón Fernando, Gabriela, Candelaria , y Maria del Pilar, porque mientras ustedes sufrían el delictivo abandono de personas, y sus familiares penaban por su aparición con vida, todos nos veíamos en el espejo menos simpático, menos agradable, ese que nos deja en el desamparo de la verdad desnuda, de las conciencias a la intemperie buscando un porqué, cuya respuesta no queremos asumir.



Perdón porque esa respuesta es que somos lo que toleramos, sufrimos lo que no prevenimos, no ejercemos el poder de la rebeldía pacifica y democrática, permitimos lo que no queremos, no organizamos con coraje el no ético, el freno moral, a tantas injusticias repetidas.



Perdón, Fernando, Gabriela, Candelaria, Maria del Pilar….



No quisiera ser pesimista y regalarle el idealismo romántico constructivo que nos ayuda a “creer” que esto va a cambiar a los destructores de esperanzas. Espero que haya un antes y un después de “los Pomar”. Que la muerte de ustedes no sea en vano. Que enseñe, Que deje lecciones. Que resignifique el valor de la verdad y la justicia. Que sacuda la moral y la ética de todos.



Pero ha sido tanto el dolor, la indignación, la impotencia, la angustia de éstas dramáticas jornadas!



Pero ha sido tanta la crueldad, la inoperancia, la negligencia, la ineficiencia, la imprevisión, la mentira descarada, el cinismo, la hipocresía, la manipulación política, el escándalo, la vergüenza, el sensacionalismo amarillista, la falta de respeto!



Perdón Fernando, Gabriela, Candelaria y Maria del Pilar… Perdón y Gracias. Porque de vez en cuando el extremo limite del dolor de la perdida, es lo único que nos hace pensar, sentir, y saber que estamos en una profunda crisis del deber, que pone en crisis terminal al derecho. Cuando no se hace lo que se debe, se pierde lo que por derecho nos corresponde.



Perdón y gracias. Descansen en paz. Aquí seguiremos soñando, luchando y esperando que el hombre deje de ser el lobo del hombre.